miércoles, 23 de mayo de 2012

La evaluación universitaria

Abog. Christian Godoy Silveira 



La evaluación universitaria

En la universidad del éxito se mide en términos de graduación, estrategia que reafirma un vinculo entre profesión como practica y el conocimiento como currículo, lo que significa, de algún modo, que la universidad y sus profesores no tienen otros elementos más que la graduación para demostrar  que la excelencia es un atributo que se desprende del conocimiento que se exige. Por lo tanto, la experiencia de “buen o mal” alumno es una vivencia que se desmerece cuando la calificación como acreditación le sale al cruce.

“Las notas que me han dado no son nada malas, un solo insuficiente (un 5 en álgebra) y por lo demás todos 7, dos 8 y dos 6 (…) calculo que la cuarta parte de mis compañeros de clase deberán repetir cursos, por lo zoquetes que son, pero como los profesores son gente muy caprichosa, quien sabe si ahora, a modo de excepción, no les da por repartir buenas notas”. Ana Frank, El diario de Ana Frank*.
Competencias del evaluador

“Cual competente es de todas maneras, el crítico competente? Supongamos que una obra de arte profundamente original llega a él, ¿Cómo la juzgara? Comparándola con las obras de arte pasado. Si la obra es original, de todas maneras se apartara en algo – y cuanto más original, mas se apartara- de las obras de arte del pasado. En la medida en que hace eso, no parecerá conformarse al canon estético que el crítico ha establecido en su mente”.
Fernando Pessoa, Estrato y la búsqueda de la inmortalidad*.

Una práctica socialmente vinculante


En los sistemas formales de acreditación de conocimientos socialmente validos, la evaluación es una práctica socialmente vinculante, ya que pone en juego mecanismos públicos de acreditación, bajo la forma de aceptación/éxito o rechazo/fracaso. Se puede afirmar que estos mecanismos tienen toda una serie de procesos constitutivos anteriores al acto mismo, que, a través de un camino de acumulación consiente y/o inconsciente, conducen a diferentes estrategias de evaluación que se mueven entre lo “aceptable en lo medible” y lo “valorable en lo deseable”.


Lo “aceptable” son los modos en que el docente incorpora el currículo y todas las formas institucionales que permiten que la propuesta de enseñanza y de aprendizaje se lleve a cabo (contenidos, formas de organización del tiempo, secuenciación, organización institucional, cumplimiento de horarios, tipo de contratos con los alumnos, reglamentos, etc. Por su parte lo “valorable” es todo aquello que conduce a lo que podríamos llamar una identidad profesional, fabricada en torno a unas concepciones y unas prácticas de la profesión.


Fuente
: Las referencias bibliográficas de los autores cuya cita acompañamos con asterisco se encuentran en el libro El examen en la Universidad. Raúl Nicolás Muriete. Editorial Biblos. 2007.
 

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