martes, 9 de diciembre de 2014

Hay que enterrar a la reforma educativa

La clase política sigue insistiendo en su discurso gastado de que la educación sacará adelante a este Paraguay subdesarrollado. Pero la realidad es que se beneficia de la ignorancia institucionalizada. Una de las grandes esperanzas durante la transición democrática fue la “reforma educativa”, copiada de España e implementada a partir de 1994. Con esto se logró una mayor cobertura en el país y miles de niños pudieron acceder a un pupitre; años después a cuadernos y lápices (de baja calidad) y posteriormente a alimentos durante su educación. El hecho es que, 20 años después, no solamente se ve el fracaso del proyecto, sino que estamos asistiendo a su funeral y nadie quiere enterrarlo. El principal responsable de esta tragedia es el Ministerio de Educación y Cultura.
Hace unos días se presentó el informe del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo, Terce, donde se constató que el 92% de los alumnos del tercer y sexto grado no aprenden en clases. Esto de acuerdo a los primeros resultados de las pruebas de evaluación del aprendizaje en las áreas de matemáticas, ciencias naturales, lectura y escritura. En el caso de ciencias, nuestro país obtuvo el peor puntaje frente a los demás países de la región. Durante la presentación de la investigación se dio a conocer que ciencias y matemáticas son las áreas más preocupantes, ya que de los 700 puntos probables, Paraguay hizo solo 450, lo que evidencia una falta real de compromiso con la enseñanza en estas áreas.

Después de esto, ¿se reunió un comité de crisis para evaluar por qué somos el país con más jóvenes analfabetos funcionales? ¿Pidió perdón el Estado paraguayo por haber gastado, no invertido, muchísimo dinero de los contribuyentes en dos décadas perdidas? ¿Por qué los responsables no están dando la cara más allá de asentir el informe? La ministra de Educación, Marta Lafuente, no ha renunciado todavía y los exministros Nicanor Duarte Frutos, expresidente y hoy embajador en Buenos Aires, y Blanca Ovelar, senadora por el Partido Colorado, tampoco han puesto a disposición sus respectivos cargos. ¿Cómo es posible que la ciudadanía no haya salido a las calles masivamente a protestar por tan grave error? Esto, en cualquier país serio, significaría un quiebre institucional, por el fracaso estrepitoso y bochornoso de las autoridades.
Estamos en el siglo XXI, en la era de la información y la tecnología, en la economía del conocimiento. Hoy, empresas como Apple, Google, Facebook, Amazon, etc. valen mucho más que los PIB de las naciones tercermundistas. Hoy el mundo se mueve con naves espaciales y nosotros continuamos con carretas. No se toma en serio la educación de los niños y jóvenes. Esto es una burla a toda la ciudadanía. El Estado paraguayo debe asumir su responsabilidad en crear discapacitados cívicos e intelectuales, que en nada colaboran para que estemos realmente en vías de desarrollo. Los que pagan impuestos están educando hombres y mujeres mediocres. La educación pública y laica, garantizada en la Constitución, se torció para convertirse en una fábrica de descerebrados, en un cuartel de individuos acríticos, que tarde o temprano terminan votando a líderes caudillos incultos y autoritarios, que alimentan la cadena de desgracias en la política paraguaya.
En 20 años hay toda una generación perdida, fruto del experimento social fallido de la reforma educativa. Eso no se podrá remediar. Lo que sí se puede hacer es terminar con la fiesta en el Ministerio de Educación y dejar de obligar a los colegios a que permitan pasar de curso a jóvenes que no están en condiciones de hacerlo; que dejen de cargar con 25 a 30 asignaturas de manera irresponsable a jóvenes que no terminan aprendiendo ni siquiera cinco de ellas y que incentiven asignaturas como historia o filosofía, además de matemáticas y ciencias naturales, para que puedan pensar de manera racional y científica.
Es momento de enterrar a la reforma educativa y que los culpables paguen por sus delitos. Este país no se puede dar el lujo de despreciar la educación y olvidar a las ciencias.
http:abc color.com

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