domingo, 29 de abril de 2012

”Che mbo´eharépe”: Canto de amor a una maestra 1era. Parte.

Lo compuso Teodoro S. Mongelós, en una hora, inmediatamente después de una conversación. Epifanio Méndez Fleitas la musicalizó. Y pronto ganó popularidad. Era 1950.

Sin piedad, de punta, el Sol caía sobre la siesta de San Solano, compañia de San Pedro del Paraná, en el Departamento de Itapúa.Epifanio Méndez Fleitas disfrutaba en su valle de esos días de gloria que el ejercicio del poder político - en el Partido Colorado- le proporcionaba aún, sin avaricia.

Sentado debajo de un mango, junto al caudillo y músico, estaban también Teodoro S. Mongelós,
César Medina y otros integrantes de la orquesta ”San Solano”. Con el calor, parecía que el tiempo se había detenido en medio de ese asaje pyte perpetuo y polvoriento.

A los lejos, una señora de luto desafiaba, con pasos seguros, esa encendida ausencia de caridad en la naturaleza.

-Amóa piko ndaha´éi Ña Selmira -preguntó, desde su perezosa, Epifanio.
-Ha´e hína
-le respondió un lugareño.
-Ehenoimína ñandéve tou tahechami- pidió entonces el político que navegaba en la cresta de la ola.

Al rato, secándose el sudor, se aproximaba la anciana. Su rostro atestiguaba los golpes de los años convertidos en arrugas, pero aun así se negaba a ceder a la tiranía de la edad.


-Ne mandu´a gueterípa che rehe- le preguntó el compositor.

-Nachemandu´avéima - le contestó ella, un tanto azorada.
-Che ko hína Epí, ne alumnokue-
-E´a, nde piko hína ra´e. Ma´emína nde. Oje´éma voi chéve la nde tuicha remandaha amo Paraguaýpe- replicó, con la memoria completamente recobrada.
-Tamombe´umína peême mávapa ko karai- continuó ya sin timidez- Che hína imbo´ehare ha aikuaa porâ chupe. Heta che quebrantava´ekue che alumno tiémpope. Amoñesûmivarâ ha anambi tira porque iñakâhatâiterei. Ava piko oimo´âta ágâ tuichaite omandaha.

-Avy´aiterei rohecháre, akóinte ne kuñataî guasu ha che che tujáma ahávo. Ame´êta ndéve peteî mba´e tuichavéva plátagui, opave´ÿva: ajapóta ndéve peteî música. Ape Teodoro ohêndupama la historia ha oscribíta chéve la letra
- le prometió Méndez Fleitas, emocionado por el encuentro.

Teodoro, veloz y preciso, en una hora terminó los versos. A la mediatarde, con su guitarra, Epí ensayaba ya los primeros acordes de la música que le pondría al poema inspirado en la conversación todavía fresca. Esto ocurría alrededor de 1950.
Como expresaba,con una rica melodía, los sentimientos de los alumnos con respecto a sus maestras, pronto la obra ganó popularidad. Teodoro, pasando por alto la anécdota de San Solano, decía que había escrito los versos en homenaje a sus maestras, entre ellas Eloísa Galeano viuda de Delvalle, quien vive aún en Guarambaré y fue su profesora de cuarto grado, en Itá, en 1928.

Cuando Epifanio cayó en desgracia, con Stroessner, que veía en él un competidor peligroso, sus obras fueron prohibidas. Sin embargo, clandestinamente, desafiando a los pyrague y la represión, Che mbo´eharépe continuó viviendo en el Paraguay. No hubo manera de desterrar ese canto de amor a las maestras desde el alto nombre de la Maestra Selmira.

Este relato salió de la memoria de José Magno Soler, quien lo recogió de boca del maestro César Medina, testigo presencial de lo ocurrido en San Solano.

por: Mario Rubén Álvarez

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