El Ministerio de Educación y Cultura (MEC) tiene un total de 129
direcciones en su estructura organizacional. Muchas realizan
prácticamente las mismas funciones que otras, lo que –además de la
superposición absurda de tareas– constituye un grosero despilfarro de
recursos. Cada nuevo ministro ordena la reorganización o directamente la
creación de nuevas direcciones, con la consecuente incorporación de
funcionarios, sin que ello derive en mayor eficiencia.
Un gigantesco organigrama de direcciones posee el MEC, cuyo titular
actual es Horacio Galeano Perrone.
Así justifica la existencia de 12.000
funcionarios administrativos, a quienes destina parte de su
presupuesto.
Si se analiza el organigrama, disponible en la web
(www.mec.gov.py) se observa que la mayoría cumple las mismas funciones
que otras o desempeña labores que bien podrían ser realizadas por otras,
por una cuestión de economía organizacional.
Sobrados ejemplos
existen en las direcciones que dependen de los viceministerios, entre
ellos el de Educación Superior. De este viceministerio depende la
Dirección General de Universidades e Institutos Superiores, de la cual
dependen a su vez una Dirección de Universidades y otra de Institutos
Superiores.
Otro caso que llama la atención es la existencia de
una serie de direcciones que dependen del Viceministerio de la Juventud,
el más pequeño de los cinco viceministerios, cuyo titular es Daniel
Burt. Aunque casi no desarrolla actividades, tiene hasta una Dirección
de Comunicación exclusiva.
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