El día de hoy en todo el territorio Nacional, se festeja el día de la Guaranía en conmemoración al nacimiento del ilustre creador musical de la guaranía “José Asunción Flores”, cuyas obras fueron difundiéndose el mundo entero hasta nuestros días. Es por ello que la Secretaría Nacional de Cultura rinde hoy tributo a un grande de la música, que ha dejado un legado riquísimo y de gran valía para el Paraguay.
SU VIDA
José A. Flores nació en Asunción el 27 de agosto de 1904, en un barrio de clase humilde de la Chacarita, “Punta Carapá”. Sus padres fueron María Magdalena Flores (lavandera) y el guitarrista Juan Volta. Como niño, debió trabajar como cartonero y lustrabotas para ayudar a su madre en las necesidades hogareñas. El propio Flores refiere que su historia musical empezó robando un pedazo de pan de un negocio de las cercanías de la parroquia de San Roque, eso determinó que José fuera a una comisaría y de allí, como “castigo”, en carácter de aprendiz en la Banda de Música de la Policía de la Capital. Tenía 11 años. Y fue estudiante de composición de Félix Fernández y del director Salvador Déntice. El nombre de Asunción se lo puso en honor a la capital paraguaya, pues su verdadero nombre era José Agustín Flores.
En 1925, después de experimentar diferentes arreglos con el viejo tema musical paraguayo Maerãpa reikuaase, empezó a trabajar en el nuevo género musical que llamó Guarania. El compositor sintió una necesidad, interpretando exactamente el sentir paraguayo. Su primer tema fue Jejui. El propósito que lo acompañó en este nuevo género fue identificar el sentir del heróico pueblo paraguayo con la música. “La Guarania es de mi pueblo, escrita para y por mi pueblo. José Asunción Flores”
OBRAS
En 1928 se encuentra con el poeta guaireño Manuel Ortíz Guerrero, y después de componer juntos dos trabajos, crean las tres más bellas guaranias: India, Cerro Corá y Panambí Verá.
En 1932 se enrola para servir en el Ejército paraguayo en la Guerra del chaco, combatiendo en el frente de batallas, como sirviente de pieza de una ametralladora pesada en Boquerón, al mando del capitán Luis Vallejos. Luego del conflicto armado, la inestabilidad política en Paraguay hace que Flores se mude a Buenos Aires. Mientras vivía allí, sus temas se difundían por todo Paraguay y el género Guarania se convertía en éxito, confirmando la originalidad y creatividad de los trabajos de Flores.
En 1944, 24 de julio, la canción India, con letra inicial de Rigoberto Fontao Meza y luego con la definitiva de Ortiz Guerrero también fue decretada por el gobierno paraguayo como “canción nacional”. En Buenos Aires, Flores trabajó con música clásica y compuso doce sinfonías.
Llegó a grabar muchas de sus composiciones en Moscú, con los más grandes directores y músicos soviéticos. Desde la filas del perseguido y salvajemente reprimido Partido comunista paraguayo, Flores fue un hombre comprometido con la militancia.
NE RENDÁ PE AJU es, inequívocamente, la máxima expresión amatoria en la música popular paraguaya. Pertenece a Manuel Ortiz Guerrero y a José Asunción Flores y fue dedicada a Iluminada Arias, una beldad guaireña de la época en que fue escrita. La canción se estrenó, como no podía ser de otra manera en una serenata que tuvo un final trágico. Ocurrió que el celoso padre de la homenajeada, ofuscado por oscuros sentimientos, disparó sobre el cantor, un hombre de apellido Barboza, hiriéndolo de muerte. A esto se debe que Flores incluyera en el final una auténtica marcha fúnebre y la imploración “Santa María” que se escucha dos veces en la versión sinfónica, pues estas dos palabras -una manera tan paraguaya de enfrentar momentos de dolor y desazón- habían sido pronunciadas por el propio maestro a poco del aludido suceso.
Debido a la excelencia de su música y las contribuciones a la música del Paraguay y a su cultura, Flores fue galardonado con la Orden Nacional al Mérito en 1949. Sin embargo, decide no aceptar la distinción en protesta por el asesinato del estudiante Mariano Roque Alonso, en una manifestación contra el gobierno. Debido a ello, fue tratado como “traidor a la Patria” por el gobierno y cuando Alfredo Stroessner era presidente de Paraguay en 1954 (hasta 1989), a Flores se le negó el retorno al Paraguay. Así vivió exiliado, impidiéndosele aún ya enfermo (víctima del mal de chagas), el deseo de ver su país y su gente antes de morir. Lo único que se permitió fue seguir pasando por radio las Guaranias. Flores falleció en 1972, en Buenos Aires. (Discurso de Elvio Romero en el sepelio en el Panteón de SADAIC).
Fue designado miembro del Consejo Mundial de la Paz.
En 1991, ya sin Stroessner, Flores retornó al camino eterno del Paraguay, y sus restos reposan en la plaza homónima y de su amigo Manuel Ortíz Guerrero en la ciudad de Asunción. Comenzado el siglo XXI es recordado como el mejor compositor y una de las más influyentes personalidades musicales de Paraguay.
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